viernes, 14 de mayo de 2010

LOS CUENTOS QUE NADIE QUIERE CONTAR


Ella soñaba con el amor. Soñaba con su príncipe azul. Muchos amigos. Amantes. Su imagen en las revistas. Soñaba con pasear por la calle y ser admirada. Ser adorada.


Soñaba con la popularidad. Con bonitos vestidos. Zapatos de tacón. Maquillaje espectacular. El glamour. Exhibir su belleza. Su gracia natural. Su brillo. Que se hable de ella.


Soñaba con ocupar lujosas habitaciones de hotel. Soñaba con camas grandes. Con grandes espejos. Con luces y con neones. Con ser la reina de la fiesta...



Tanto y tanto soñaba con ello, tanto deseaba vivir esa vida, que sus sueños se hicieron realidad...



...Pero, en realidad, la realidad no es como en los sueños.


Consiguió el amor, sí. Pero pagado. A tanto la hora. A tanto el completo. Y los extras, a tanto más. Consiguió “amigos”. Consiguió “amantes”. Pero a tiempo parcial, previo pago de su importe.


Consiguió los vestidos, los tacones, el maquillaje espectacular, pero sin la elegancia que esperaba. Consiguió exhibirse, pero sin el glamour con que se rodeaba en sus sueños.


Consiguió la popularidad, pero solo entre los hombres que pagan. Consiguió que se hable de ella, pero solo por quienes la desprecian.


Consiguió ocupar habitaciones de “hotel”. Pero no eran lujosos. Ni siquiera pasaban de ser pensiones. Ni las camas eran grandes. Ni había grandes espejos. Ni luces. Ni neones.


Consiguió su “príncipe azul”. Pero no era dulce, ni amable, ni solícito, ni apuesto, ni la adoraba por encima del bien y del mal. Ni fueron felices, ni comieron perdices.


Fue él, sin embargo, quien la trajo a ese mundo de amores comprados, de besos y caricias pactadas, de amantes por horas. De habitaciones pequeñas. De camas usadas. De sábanas sucias. De olores. De sudores.


Fue él quien hizo de ella la “reina” de la fiesta. La única “reina” entre muchos “reyes”. Quien la rodeó de alcohol y drogas.


Fue él quien cambió sus deseos de bienestar por sensaciones de angustia y asco. Su felicidad, por desdicha. Su luz, por sombras. Su gracia caduca, por desgracia perenne.


Fue él quien la golpeó, quien la humilló, quien le robó la dignidad y el dinero. Quien la alquiló y cobró por ella. Quien apagó su brillo. Quien machacó su alma. Destruyó su alegría. Borró su pasado y embarró su futuro.



Fue él quien la convirtió en lo que es ahora: mercancía de usar y tirar...


...Y fue él quien consiguió que ella tuviese, por fin, su "tan deseada" foto en los periódicos:







Espero que Bibiana Aído consiga lo que se propone: suprimir los anuncios de contactos de los medios.


No va a conseguir con ello acabar con la prostitución forzada. Pero por lo menos conseguirá que se no convierta en un mercado y visto como algo normal.


Porque, recordemos que la mayoría de las mujeres que se prostituyen, lo hacen en contra de su voluntad, lo que las convierte en esclavas.


Y recordemos también que, si bien la prostitución no es ilegal, la esclavitud sí lo es.


Saludos.

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